viernes, 6 de noviembre de 2009

A la altura del mar en Trujillo


Ayer jueves por la noche, vinimos de Huaraz a Trujillo. El último día en aquella ciudad fue bastante descansado y así decidimos dejarlo y venirnos a Trujillo. Esperábamos sol y hoy aquí nos ha visitado la mañana con cielo completamente brumoso y así ha seguido todo el día. Esta ciudad al estar a orillas del mar y más al norte, goza de un clima más suave que los altos pueblos de la sierra. Sobre todo las tardes, cuando se mete el sol, no refresca tanto.
El paisaje de Huaraz a la costa ha sido dejar la vegetación allí y llegar al desierto. Todo el trayecto es una sucesión de dunas gigantescas y de vez en cuando grandes extensiones de caña de azúcar, maiz y otros cultivos. No estoy seguro pero desde el autobús creo que vi cuadrillas de obreros recogiendo espárragos.
El último día por la mañana en Huaraz fuimos a un mirador excelente desde donde se veían los picos más sobresalientes de esta parte de los Andes.
También visitamos una única calle que por su situación quedó en pie después del terremoto de 1970. Luego, por la noche, vinimos aquí y yo, desde luego, no he dormido nada, así que lo notaré pronto esta noche.
Hoy sólo hemos dado algunos paseos por Trujillo; facilmente se observa que tiene cierta similitud con Arequipa y así son bellísimos los palacios con uno o dos patios interiores, la catedral e iglesias con sus vivos colores salidos de la paleta sudamericana. Mañana iniciaremos la visita a una de los restos arqueológicos importantes que existen por aquí.

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